Influencers, ¿qué tanto influyeron de verdad?

Todos hemos conocido a aquella persona que realmente no sabe mucho sobre un tema, pero definitivamente tiene un poder de convocatoria que le ayuda a tener seguidores o secuaces sin importar lo que diga, haga o sobre el tema que opine.

Desde que el Internet se hizo popular y todos empezamos a tener acceso diario a cientos de miles de sitios, empezaron a surgir estas estrellas fugaces que, con su capacidad de apantallar a los ingenuos, se hacían de famas efímeras que les servían para amarrar contratos temporales con algunas marcas buscando seguir vigentes en el imaginario del consumidor que, gracias al Internet, podía estar mucho más expuesto a anuncios y comerciales de todo tipo.

De entre toda esta gama de estrellas efímeras, salieron los hoy populares influencers. Como ya les habíamos contado antes, los influencers se convirtieron en un éxito instantáneo gracias a la popularidad fácil que las redes sociales y los miles de seguidores les otorgaron, de pronto los veíamos hasta en la sopa anunciando productos para que “la chaviza” se sintiera identificada con algunas marcas que buscan mantenerse vigentes en la vida de chicos y grandes por igual.

influencers

¿Romance efímero o trascendencia asegurada?

Aunque es cierto que ganaron muchos adeptos y una especie de “segundo aire”, para muchos, la moda influencer no era un valor agregado a alguna marca o producto, pues la mayor parte de estos “conocedores” eran chicos que se dedicaban a hacer videos “chistosos” o a dar consejos basados únicamente en sus gustos y experiencias, aunque austeras, válidas para muchos jóvenes en busca de identidad.

En algunos países los influencers fueron todo un éxito, sin embargo, pasados los meses las compañías se han dado cuenta de que no son tan influyentes como pensaban, pues es cierto que ayudan a inflar los números de una campaña publicitaria, pero ¿qué hay de la permanencia de marca?, ¿qué hay del engagement de usuario? Empezaron a quedarse atrás, tal vez porque realmente no eran tan carismáticos o tal vez porque no todos los influencers van con todas las marcas y algunas olvidaron hacer su investigación previa antes de contratarlos.

¿Son realmente necesarios?

Bueno, hablemos claro, entonces ¿para qué sirven los influencers? En 2015 el influencer marketing subía como la espuma de la leche, ya que la cantidad de seguidores que estas estrellas chatas tenían en sus redes, ayudaban a que las personas sintieran al producto más cercano a ellos gracias a dos términos: WOM (Word Of Mouth) y UGC (User Generated Content).

WOM es aquella recomendación que hace una persona después de vivir cierta experiencia, como cuando un amigo se va de vacaciones a un hotel y regresa encantado a recomendar a todos sus conocidos tanto el precio como la experiencia, entonces sus amigos confían y la próxima vez que vayan de vacaciones, confían más en su recomendación que en la de Trivago.

Por otro lado, si el UGC sirve de algo, es para asegurarle al comprador que la marca sabe lo que los consumidores necesitan, pues es contenido redactado directamente por las personas que han probado el producto

Para algunos, esta clase de acercamiento a un producto era lo que necesitaban para decidirse a adquirirlo, sin embargo, para muchos otros no solamente no era un incentivo, sino que era un desmotivante, pues como lo dijimos antes, no todos los influencers van con todas las marcas, pues dependiendo del tipo de alcance, será el tipo de campaña que manejen, si tienes dudas de cuál podría ser tu estilo de infliencer, Forbes nos regala este indicador

influencers

 

Tarde o temprano las personas han empezado a desconfiar un poco de sus estrellas, algunos por “vendidos” en el caso de Chumel Torres y, otros porque sencillamente pasaron sus 5 minutos de fama, como en el caso de Werevertumorro, dando paso al maravilloso mundo de los microinfluencers: personas que saben más de cierto tema sin tener tantos seguidores como un inlfuencer; en este caso vale más calidad que cantidad.

¿Micro influencer?

Los microinfluencers son personas que, si bien no tienen tanto alcance, cuentan con una comunidad de seguidores muy fiel, que saben que los consejos que su influencer les dé, serán de confianza, pues lo consideran “alguien cercano a quien admiran”, así también, cuando estos personajes utilizan el producto antes de reseñarlo, tiene muchas más posibilidades de ser considerado por el gusto de sus seguidores.

La empresa Markerly hizo el relevante descubrimiento de que, en Instagram, a mayor número de seguidores, es menor el compromiso de los mismos; es más redituable un anuncio hecho por un microinfluencer que por una gran estrella como cualquiera del clan Kardashian, por decir algo. Para ejemplificar esto, aseguran:

“cuando una persona tiene 1.000 seguidores, mayor será el porcentaje de likes que tendrá en comparación con otra persona que tiene 100 veces más seguidores. Por ejemplo, un microinfluencer con 1.000 seguidores tendrá unos 600 o 700 likes por foto mientras que un influencer con 100.000 seguidores tendrá unos 20.000 o 30.000 likes.”

Esto nos demuestra que, en el mundo del marketing, algo que hoy puede estar de moda y jalar a cientos de miles de fans, mañana puede ya no ser rentable o atractivo para los compradores y hay que buscar cambiar la estrategia para mantenerse vigentes, pues estos pequeños ídolos han demostrado poder lograr hasta 25% de engagement.

Finalmente, la publicidad siempre se ha tratado de creatividad y sentido común, muchas de las mejores campañas de marketing han resultado un éxito con un poco de producción y creatividad se pueden hacer cosas muy grandes. Un gran ejemplo es este comercial de Santander que fue premiado en múltiples ocasiones en el Cannes Lions.


Fuentes
http://www.abc.es
http://www.antevenio.com
www.digiday.com